Otra de trenes
Publicado: Mié, 19 Oct 2022, 03:37
Venía en tren desde Zaragoza a Barcelona, los vagones eran todos con asientos en doble fila, mas o menos como los de ahora, Me acompañaba un amigo (hestereo) y charlábamos y leíamos algún libro para aliviar el ruido que, aunque no quieras y la insonorización acaba por ponerte de los nervios. Le dije a mi amigo que iba a fumarme un cigarro afuera y me levanté.
Era de esos trenes que en cada punta del vagón tenían una especie de plataformas de esos que se les veían las cadenas que enganchaban cada vagón y allí es donde estaban los lavabos, Había allí un chico de unos treinta y tantos fumando tranquilamente en la plataforma, de pronto comenzó a tocarse el paquete en plan caliente y se fue derecho a uno de los dos lavabos que había, pero note que no había echado el pestillo, en ese momento entro una chica en el otro lavabo y yo me di la vuelta y entre en el que estaba el tío. Estaba ya con la polla fuera y vaya polla, con una anilla metálica, rodeándole bien todo el aparato, antes de que dijese nada, se me abalanzo y comenzó a morrearme como si no hubiese un mañana, empezó a sobarme, me desabrocho el cinturón, me saco el rabo y ahí que se puso él a darme el “do” de pecho mientras se la cascaba; de `pronto y sin previo aviso el tío se corrió dejándome a la mitad.
Me dijo:
-Perdona, pero es que vengo desde Madrid con un calentón que me reventaba. Lo siento.
Nos morreamos un poco mas antes de que él sigilosamente abriera la puerta y se metiera en el vagón, tomando asiento casualmente cuatro puestos delante del mío.
Seguí charlando con mi amigo de todo un poco, de sus proyectos y los míos y así bla bla bla.
No paso ni media hora cuando de pronto alguien paso su chaqueta por mi cara cuando caminaba por el pasillo del vagón, era el tío de antes que me hizo una pequeña señal para que lo siguiera. Yo no me lo pensé dos veces y allí que fui. Como la última vez, ya me estaba esperando con el pantalón bajado y la tranca empinada. Seguimos con el morreo y entonces bajé yo para verificar el tamaño de su rabo, era grande, no enorme, pero casi. Estaba circuncidado, me encantan esas pollas así, son más limpias y una forma perfecta para todo uso. Comencé por la base y daba pequeñas chupaditas lo largo del tronco, llegue a la puntita y solo le pase un par de veces la lengua, la chupe un poco y me la metí en la garganta a lo bestia, el tío gemía de puro placer. Me hizo ponerme de pie y comenzó, pero con mi ojete (mi punto G) ¿cómo era posible que alguien supiera usar la lengua de esa manera? Sin que yo me diera cuenta saco un frasco de Popper y me lo metió en la nariz, después siguió con su labor oral en mi orificio, con el subidón me dilate tanto que casi me corro de puro placer. Él se levantó y apoyado en el lavabo me penetro, primero suavemente y después embistiendo hasta el fondo. No pude aguantar mas y solté un chorro de esos épicos, el se corrió casi al mismo tiempo. Allí quedamos un rato, de pie y viendo nuestras caras de vicio en el espejo.
Nos lavamos, arreglamos y volvimos a nuestros asientos.
Era de esos trenes que en cada punta del vagón tenían una especie de plataformas de esos que se les veían las cadenas que enganchaban cada vagón y allí es donde estaban los lavabos, Había allí un chico de unos treinta y tantos fumando tranquilamente en la plataforma, de pronto comenzó a tocarse el paquete en plan caliente y se fue derecho a uno de los dos lavabos que había, pero note que no había echado el pestillo, en ese momento entro una chica en el otro lavabo y yo me di la vuelta y entre en el que estaba el tío. Estaba ya con la polla fuera y vaya polla, con una anilla metálica, rodeándole bien todo el aparato, antes de que dijese nada, se me abalanzo y comenzó a morrearme como si no hubiese un mañana, empezó a sobarme, me desabrocho el cinturón, me saco el rabo y ahí que se puso él a darme el “do” de pecho mientras se la cascaba; de `pronto y sin previo aviso el tío se corrió dejándome a la mitad.
Me dijo:
-Perdona, pero es que vengo desde Madrid con un calentón que me reventaba. Lo siento.
Nos morreamos un poco mas antes de que él sigilosamente abriera la puerta y se metiera en el vagón, tomando asiento casualmente cuatro puestos delante del mío.
Seguí charlando con mi amigo de todo un poco, de sus proyectos y los míos y así bla bla bla.
No paso ni media hora cuando de pronto alguien paso su chaqueta por mi cara cuando caminaba por el pasillo del vagón, era el tío de antes que me hizo una pequeña señal para que lo siguiera. Yo no me lo pensé dos veces y allí que fui. Como la última vez, ya me estaba esperando con el pantalón bajado y la tranca empinada. Seguimos con el morreo y entonces bajé yo para verificar el tamaño de su rabo, era grande, no enorme, pero casi. Estaba circuncidado, me encantan esas pollas así, son más limpias y una forma perfecta para todo uso. Comencé por la base y daba pequeñas chupaditas lo largo del tronco, llegue a la puntita y solo le pase un par de veces la lengua, la chupe un poco y me la metí en la garganta a lo bestia, el tío gemía de puro placer. Me hizo ponerme de pie y comenzó, pero con mi ojete (mi punto G) ¿cómo era posible que alguien supiera usar la lengua de esa manera? Sin que yo me diera cuenta saco un frasco de Popper y me lo metió en la nariz, después siguió con su labor oral en mi orificio, con el subidón me dilate tanto que casi me corro de puro placer. Él se levantó y apoyado en el lavabo me penetro, primero suavemente y después embistiendo hasta el fondo. No pude aguantar mas y solté un chorro de esos épicos, el se corrió casi al mismo tiempo. Allí quedamos un rato, de pie y viendo nuestras caras de vicio en el espejo.
Nos lavamos, arreglamos y volvimos a nuestros asientos.